Cada vez más son los estudios que tratan de dar respuesta a ésta y otras preguntas sobre calidad de vida y crecimiento personal, pero desde la gestión emocional. Ya existen interesantes conclusiones que más tarde comentaremos, pero hemos de empezar por contextualizar qué quiere decir eso de “gestión de mis emociones”.

La gestión emocional forma parte de la capacidad que Salovey y Meyer definieron hace décadas como “Inteligencia Emocional” y que, posteriormente, Daniel Goleman hizo famosa a través de la publicación de un artículo en un diario de tirada nacional de primera línea de Estados Unidos, escrito por un amigo periodista suyo.

La inteligencia emocional agrupa al conjunto de habilidades psicológicas que permiten apreciar y expresar de manera equilibrada nuestras propias emociones, entender las de los demás, y utilizar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento, es decir, gestionarlas para nuestro mejor fin y bienestar. Es decir, es la capacidad para reconocer emociones propias y ajenas, y la habilidad para manejarlas. Esta habilidad para reconocer y gestionar tanto nuestras propias emociones como las emociones de los demás es la clave para alcanzar un equilibrio entre emoción y razón.

En 2005, Goleman con dos colaboradores, establece un modelo de inteligencia emocional con cuatro dimensiones: la conciencia de uno mismo, la autogestión, la conciencia social y la gestión de las relaciones.

Parece estar claro, que con estas definiciones de inteligencia emocional y de gestión emocional, el desarrollo de esta capacidad o habilidad nos ayudará a mejorar nuestra vida. Por ejemplo, la conciencia de uno/a mismo/a, consiste en conocerse a todos los niveles y requiere una introspección de alto nivel. Es decir, mirar hacia dentro con la intención de llegar a conocernos y aceptar, en esa toma de conciencia, cómo somos, con nuestras cosas buenas y nuestras cosas mejorables. Pues de la aceptación es de donde nace la oportunidad de cambio, ya que no puedo cambiar algo que no veo, algo que no reconozco. En definitiva, nos referimos a una adecuada conciencia emocional de uno mismo, a una adecuada valoración personal y a tener confianza en sí mismo.

Por su parte, la autogestión, aunque nos pueda parecer lógica, es fundamental para la gestión de los conflictos y de los retos del día a día y, sin embargo, no todo el mundo la lleva a cabo adecuadamente. Aquí el autocontrol es fundamental, y también se aprende y se desarrolla, así como vivir con transparencia, con gran sentido de la adaptabilidad a los acontecimientos de la vida y al día a día, proyectando y consiguiendo logros, teniendo siempre iniciativas y con gran optimismo.

Otra de las dimensiones que en su desarrollo nos hará mejorar nuestras vidas, es la conciencia social, y es importante puesto que los seres humanos somos seres sociales, y como tales, tenemos que vivir en grupo. De ahí la necesidad de ser empáticos y ponernos en el lugar de los demás, de tener conciencia de que formamos parte de un todo con unas normas y reglas morales y legales, y de tener conciencia de que debemos prestar un servicio a la sociedad.

Y, por último, la gestión de las relaciones, que va desde la gestión de los conflictos, al desarrollo de los demás, pasando por el establecimiento de vínculos, provocando cambios y teniendo influencia en otros. También, entra en esta dimensión, un liderazgo inspirador.

En conclusión, una adecuada gestión emocional es signo de una inteligencia emocional trabajada y desarrollada, e influye directamente en nuestra calidad de vida. Si quieres saber más, acerca de la inteligencia emocional, si quieres gestionar mejor tus emociones, si deseas tener más autocontrol en la familia o en el trabajo, no dudes ponerte en contacto con nosotros. Podemos asesorarte y guiarte en el desarrollo de esta capacidad humana.

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