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Quizás no lo sabías, pero el Trastorno Obsesivo-Compulsivo está contemplado en los manuales de diagnóstico como un trastorno de ansiedad. Lo más característico de este trastorno es la presencia de obsesiones y compulsiones.
El DSM V define las obsesiones como pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes que la persona considera intrusas o inapropiadas, lo cual le provoca ansiedad o malestar. La persona sabe que son producto de su mente, pero cuando trata de resistirse o de que desaparezcan, como son tan recurrentes y fuertes, no puede hacerlo. Y eso le lleva a la realización de determinados actos o compulsiones que le alivien ese malestar o esa ansiedad.
Las obsesiones más frecuentes son el miedo a contagiarse (pensar que todo está sucio o que hay microbios que nos pueden enfermar), dudas repetitivas sobre si se ha hecho o no algo (pensar en si se cerró el gas, la puerta, en si lleva encima las llaves…), y el orden exhaustivo (tener colocadas las cosas de una determinada forma). Algunas de éstas las hemos podido ver ampliamente representadas en el cine, de manera muy estereotipada, en películas como Mejor imposible de Jack Nicholson o en la española recién estrenada Toc Toc con Rossy de Palma, Alexandra Jiménez, Adrián Lastra, Paco León y Óscar Martínez, basada en la obra de teatro homónima que ha triunfado durante varios años en Madrid.
Las compulsiones, por su lado, son conductas o actos mentales de carácter recurrente cuyo objetivo es disminuir o eliminar la ansiedad o el malestar de la persona que los realiza, sin que resulte placentero o gratificante por sí mismos, sino por el resultado que creen conseguir.
Las compulsiones más frecuentes son las tareas de comprobación (volver a casa varias veces para asegurarnos de haber cerrado con llave, por ejemplo), de higiene o de limpieza (como usar productos desinfectantes después de tocar algo) o realizar actos repetitivos u ordenar los objetos (abrir y cerrar la puerta tres veces cada vez que se cruza, por ejemplo).
Aunque algunas de las obsesiones o compulsiones que te he descrito o que aparecen en esas películas te parezcan que tú las haces o las tienes, he de decirte que para diagnosticar el TOC hay que cumplir una serie de criterios. El primero de todos es descartar que esas obsesiones o compulsiones no se explican mejor por otro trastorno o enfermedad. Además, la persona adulta (en los niños no es así) debe reconocer la irracionalidad y el carácter excesivo de sus obsesiones y compulsiones en algún momento del curso del trastorno. Si no es así, puede que se esté confundiendo con otras problemáticas, como el trastorno de ansiedad generalizada, los trastornos psicóticos, las conductas compulsivas por si solas o, incluso, con el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad. Es decir, mejor no calentarse mucho la cabeza una sola o uno solo y acudir a nuestro/a médico/a de cabecera para que nos derive a Salud Mental para un correcto diagnóstico. Recuerda que no es bueno etiquetarse sin saber ni aferrarse a las etiquetas, somos más que eso.
El TOC suele dar comienzo en la adolescencia o al comienzo de la edad adulta y su curso suele ser crónico. En los casos más graves, se utiliza la psicoterapia junto al tratamiento con fármacos. En los casos más leves, con psicoterapia es suficiente. Se estima que el 75% de los casos se puede controlar. Al ser un trastorno de ansiedad, haciendo desaparecer el foco de estrés o aprendiendo a controlarlo, desaparece la sintomatología.
Las técnicas más utilizadas en psicoterapia son:
- Prevención de respuesta. El objetivo de esta técnica es extinguir los componentes motores de la respuesta de ansiedad. Se trata de exponer a la persona ante los estímulos que provocan las compulsiones evitando que las lleve a cabo hasta que desaparezca la ansiedad. Puede parecer un poco dura, pero unas de las teorías más eficaces sobre el TOC, dice que uno de los problemas para que se vuelva a repetir, es que la persona no pasa el tiempo suficiente en la situación que le produce ansiedad y, por tanto, no da tiempo a que ésta disminuya. Es como una retroalimentación, para que nos entendamos. Esta técnica, también se utiliza en el tratamiento de la agorafobia.
- Inundación. El objetivo es la reducción o eliminación de las respuestas fisiológicas no adaptativas ante la ansiedad (como lavarse insistentemente las manos o volver varias veces a comprobar si la puerta está cerrada) o de las conductas de evitación asociadas (usar guantes o llevar varios productos desinfectantes en el bolso, por ejemplo). Se realizan ensayos repetidos y de larga duración ante estímulos altamente ansiógenos.
En ambas técnicas se refuerzan los avances conseguidos, pues cuando existe tales niveles de ansiedad y tanto rechazo ante algo, cada aproximación sucesiva y cada disminución de las obsesiones y de las compulsiones debe ser reforzada para que continúen las mejoras.
Este post no es más que un intento de desmitificar todo lo que rodea al TOC y a la persona que lo padece. ¿Cuáles son esos mitos?
- El TOC no es una enfermedad, sino un desorden. Tener claro este punto es fundamental para la recuperación de la persona: ya sabes lo perjudiciales que son las etiquetas (que nos ponemos) para nuestra salud.
- Ser una persona pulcra, perfeccionista y muy organizada no significa que se tenga TOC. Cuando hablamos de unos hábitos saludable de orden e higiene y de un adecuado desarrollo de tareas, estamos hablando de comportamientos que sirven a un propósito valioso, que además mejorar nuestra autoestima y que nos pueden ayudar a progresar en nuestro trabajo. Las obsesiones y las compulsiones, sin embargo, provocan malestar y deterioro en la persona que las presenta.
- No es lo mismo comer, tener sexo, consumir alcohol o drogas o jugar de forma compulsiva que el TOC. La diferencia está en que las personas con TOC no encuentran placer en sus compulsiones, las hacen para sobrevivir o para eliminar su malestar. Las personas que realizan las actividades anteriores en exceso, por muy negativas que resulten, obtienen placer al hacerlo y no las hacen para contrarrestar una obsesión, sino por la incapacidad de controlar sus impulsos.
- No hay que confundir tampoco obsesiones con supersticiones, algo culturalmente aceptado pero que tampoco supone una afección grande del desarrollo de nuestro día a día o un perjuicio de nuestra calidad de vida.
- Los/as niños/as también pueden tener TOC. Aunque el inicio se sitúa en la adolescencia, puede darse en la infancia. La diferencia del TOC en niñas/os es que no son conscientes de lo excesivo e irracional de su comportamiento (por el propio desarrollo madurativo). Una persona adulta tiene la capacidad mental para darse cuenta, un/a niño/a aún no.
- El TOC tiene cura. Ya lo comentamos antes. Mucha gente piensa que no, pero el tratamiento psicológico por si solo o combinado con psicofármacos, puede ayudar a su abordaje.
- La red de apoyo social (familia, amistades, etc.) es absolutamente beneficiosa para la persona que está en tratamiento para su TOC. El desarrollo del trastorno puede hacer que muchas personas se aíslen. Tener cerca gente de confianza y a la que se quiere (en diferentes niveles) puede ayudar enormemente al tratamiento.
Espero que este post te haya resultado interesante y que cuando veas esas películas, puedas entender un poco mejor que está pasando y saber distinguir cómo es el trastorno en la realidad y en la ficción. Si tienes alguna duda, puedes dejarla en comentarios. Y si te ha gustado o has aprendido algo, te invito a que lo compartas en tus redes sociales o con la gente a la que quieres. Eso me ayudará a seguir haciendo posts como éste. ¡Gracias!